sábado, 13 de octubre de 2007







Todo comenzó con una información por terceros que daba cuenta el avistamiento de extraños efectos lumínicos en la noche del sábado 15 al 16 de Septiembre de 2007.

Contactada la primera testigo, dijo que ello se produjo en esas circunstancias y que ella lo atribuyó –junto a unos familiares- a ‘reflectores’ posiblemente instalados en el Aero Club de Río Cuarto.

Indagaciones efectuadas en dicho campo de vuelo, se nos indicó que allí no hay existencia de tales artefactos y que sólo se cuenta con un sistema de balizamiento elemental, el que por agregaduría, no funciona totalmente dado el reiterado daño que provocan individuos no identificados, quien o quienes se ‘han llevado hasta los artefactos completos’, lo cual imposibilita operaciones nocturnas, salvo en caso de real emergencia, como cuando deben descender aviones del INCACAI que vienen en busca de órganos ablacionados en esta ciudad y destinados a otros lugares del país. Por lo demás, las aeronaves de la institución operan en horario diurno.


Por ello descartamos las presunciones de la testigo. Con dicha mujer se pactó una entrevista que se cumplió, pero posteriormente cuando instábamos ampliar su declaración desistió de ella y suponemos que no quiso participar de la investigación por disposición de su esposo, quien había objetado desde el principio tal propósito en razón de que no quería verse envuelto en posibles comentarios adversos.

No obstante, un Miembro del C.O.R. logró contactar con la mujer quien negó sus datos filiatorios y explicó que:

“Esa noche, al salir a la puerta de calle para ver cómo estaba el tiempo, observé hacia el sur de la ciudad y en el cielo, unas extrañas luces de color amarillo que se movían lentamente. Calculo que estarían a unos 400 metros de altura y se destacaban nítidamente. Su forma era circular y que eran cuatro acomodadas como un cuadrado con esas luces en cada esquina. Esas luces o lo que fuera se movían de Sur a Norte muy lentamente y yo creí que eran reflectores del Aero Club” (ver gráfico electrónico)

Preguntada si observó que las mismas hubieran variado en su color o forma y velocidad, dijo: “No. Nunca cambiaron de forma, siempre eran redondas y andaban muy despacito” (SIC)

SE DESDICE:

Días después, al ser entrevistada por segunda vez, dijo que “lo lamento pero todo lo que le dije, supe que eran las luces de una fiesta que había cerquita de casa. No me pregunte más. Se lo pido por favor”, y cerró la puerta casi en nuestras narices.

¿UNA PROHIBICIÓN?

Mientras intentamos el diálogo, pudimos observar que el esposo miraba por entre las cortinas de una ventana y como ella lo advirtiera, inmediatamente dio por finalizada la entrevista.
Unos comentarios de la tercera persona que no había dado el pie para comenzar la investigación, dejó en claro que al saber el esposo de la testigo que el C.O.R. comenzaría las indagaciones, de inmediato le habría prohibido a su mujer que hablara con nosotros. “Deciles cualquier cosa para se vayan y dejen de joder”, habrían sido las expresiones del marido.

Esta situación, que entendemos como una actitud defensiva y hasta lógica en el marido, para evitar quizá, ser objeto de bromas por parte de sus familiares o vecinos o bien de no desear la intrusión de ajenos en sus vidas, le habrían hecho actuar de este modo. Por nuestra parte, lejos de amilanarnos proseguimos las indagaciones que nos condujeron hacia sector cercano al domicilio de la testigo y así tras una paciente tarea de rastreo, pudimos comprobar que en ningún domicilio (aún siendo sábado/domingo), se había realizado festejo alguno y muchos menos con la posibilidad de utilizarse rayos láser como divertimento visual, que podría haber sido una posibilidad de reflejar elementos circulares en el cielo.

A diez (10) cuadras de distancia hacia el noroeste, dimos con una familia que tuvo un festejo de bodas, pero que todo había sido algo simple y modesto y que para nada contuvo luces rítmicas, ni nada por el estilo
.